Sinopsis

Los Figurantes es una divertida comedia de Sanchis Sinisterra que plantea la rebelión de los figurantes contra los protagonistas. Los figurantes toman el escenario dando lugar a situaciones disparatadas y surrealistas que, en realidad, tal vez no se alejan tanto de la vida real, como pudiera parecer... En un marco metateatral, con unos personajes hilarantes y unos diálogos ágiles e ingeniosos, la comedia está servida. Y entre carcajada y carcajada, una pregunta para la reflexión: ¿realmente somos nosotros los que dirigimos nuestra propia vida?

Sinopsis:

Tras sonar repetidamente las trompetas que anuncian la entrada del archiduque, nadie aparece. Los guardas de la corte aguantan la lanza estoicos hasta que, pasado un buen rato, comienzan a inquietarse y a preguntarse qué sucede, disimulando como pueden ante la mirada del público, y buscando cómo salir airosos de semejante situación. Poco a poco van entrando en escena el paje, el comensal 4º, la postulanta, el pueblo, la cortesana 5ª, los tres frailes capuchinos, el prisionero 3º, el alguacil, una novicia, las damas 5ª y 6ª y el metalúrgico 8º hasta formar un grupo de figurantes de lo más variopinto, que toman decisiones inesperadas ante la ausencia de los protagonistas y dan lugar a situaciones insólitas que nos harán reír a carcajadas a la vez que plantean un debate teatral y vital, ambos unidos de la mano, de realidad y/o apariencia, que va tomando forma a lo largo de la obra en la que los personajes acaban 'desvistiéndose' en reivindicación de lo auténtico o sustancial frente a lo aparentado.

En palabras del propio autor:  "¿Quienes son esos seres anónimos y oscuros que el dramaturgo arroja displicentemente al ruedo de la acción? Sin molestarse siquiera en darles nombre, cifra ni voz - a veces sí, unos versos, una sigla ordinal, apenas cuerpo...- les hace deambular como aturdidos por la trama; bultos opacos, sombras que discurren junto a la incandescencia de los otros, los verdaderos hijos de su fantasía: los protagonistas. [...] Ocurre a veces, sin embargo, que los comparsas se rebelan. Esas figuras grises, desvaídas, casi sin rostro y con papel exiguo, deciden de repente parar la representación, revisar el reparto, cuestionarse la obra y plantearse el gran interrogante: ¿Qué hacer? No es una tarea fácil. Y el primer obstáculo lo constituye precisamente su significancia, ese casi-no-ser que hay que sacudirse para acceder al nombre propio, a la significancia, a la presencia, a la querencia, a la acción. Para, en definitiva, dejar de ser "fondo" y llegar a ser "figura"; figurar, al fin, sin seguir siendo mera figuración." 



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